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“Detrás de cada clic hay una persona.” – Avinash Kaushik

  • Foto del escritor: Personna-adm
    Personna-adm
  • 12 sept
  • 4 Min. de lectura

“Existen enormes diferencias entre el marketing para CONSUMIDORES

y el marketing para PERSONAS”– Personna-ADM


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Vivimos en una era en la que las métricas digitales parecen tener vida propia. Cada día revisamos dashboards llenos de números: visitas, tasas de conversión, tiempo en página, CTR, rebotes, aperturas de correos electrónicos, descargas de apps. Pero, en medio de esa avalancha de datos, muchas veces olvidamos algo esencial: cada número representa a una persona real, con motivaciones, emociones, dudas y expectativas.

 

La cita de Avinash Kaushik, evangelista de analítica digital, nos recuerda un principio simple pero profundo: no diseñamos estrategias para “usuarios” abstractos ni para “leads” sin rostro; lo hacemos para personas. Y ese recordatorio cambia por completo la forma en la que concebimos el marketing digital y la comunicación en línea.


  1. El peligro de perder de vista lo humano: Cuando trabajamos con herramientas de medición digital, es fácil caer en la trampa de ver únicamente métricas. Hablar de “un 3% de conversión” parece impersonal. Sin embargo, si pensamos que ese 3% son trescientas personas de cada diez mil que confiaron en tu producto, la perspectiva cambia.

 

El riesgo de no verlo así es enorme:

  • Se diseñan campañas frías, optimizadas solo para algoritmos.

  • Se generan contenidos que priorizan clics inmediatos, no relaciones a largo plazo.

  • Se descuida la experiencia de usuario porque se mide únicamente “lo que conviene al negocio” y no lo que realmente facilita la vida del cliente.

 

En el fondo, las marcas que olvidan lo humano en lo digital terminan transmitiendo indiferencia. Y hoy, en un mercado saturado de opciones, la indiferencia mata más rápido que la competencia.

 

  1. Cada clic es un micro-momento de confianza: Pensemos qué ocurre antes de un clic. Una persona debe:

 

  • Ver un mensaje en medio de cientos de estímulos diarios.

  • Reconocer algo relevante para su vida, necesidad o deseo.

  • Confiar lo suficiente como para dedicar un segundo a interactuar.

 

Ese proceso, invisible en los reportes, es en realidad un micro-momento de confianza. Y la confianza no se da por accidente: se construye con mensajes claros, con respeto, con coherencia entre lo que se promete y lo que se cumple.

 

Cada clic es, en esencia, una pequeña apertura de la puerta hacia una relación más cercana.

 

  1. Humanizar la estrategia digital: Si aceptamos que detrás de cada clic hay una persona, debemos ajustar nuestras estrategias para poner a la gente en el centro. ¿Cómo hacerlo?

 

  • Escuchar antes de hablar: Más que perseguir clics, debemos buscar comprender. Escuchar conversaciones en redes sociales, leer reseñas, hacer encuestas, observar patrones de búsqueda. El clic no es el inicio: la escucha activa es el verdadero punto de partida


  • Crear contenido con empatía: Detrás de cada búsqueda en Google hay una duda real. Detrás de cada scroll en Instagram hay un estado de ánimo. Detrás de cada apertura de correo hay alguien buscando soluciones rápidas. La empatía en el contenido significa responder a esas necesidades con claridad, utilidad y un tono humano.


  • Diseñar experiencias memorables: Un clic puede llevar a una página de aterrizaje que frustra… o a una experiencia simple, clara y valiosa. Cuando diseñamos journeys digitales, debemos pensar: ¿cómo se siente la persona que está al otro lado?


  • Medir más allá de los números: Las métricas cuantitativas son esenciales, pero deben complementarse con indicadores cualitativos: satisfacción del cliente, comentarios, NPS, repeticiones de compra. No solo se trata de volumen, sino de la calidad de la relación.

 

  1. El valor humano en la analítica: Avinash Kaushik es conocido por insistir en que la analítica digital no es solo números, sino historias humanas detrás de los datos. Un reporte frío puede mostrar que una campaña tuvo “10,000 clics y 2% de conversión”, pero la lectura estratégica debe ir más allá:

 

  • ¿Qué motivó a esas personas a dar clic?

  • ¿Qué miedos o frustraciones enfrentaron las que no lo hicieron?

  • ¿Qué tan satisfechas quedaron las que sí avanzaron en el proceso?

 

Hacer este tipo de preguntas nos obliga a salir del piloto automático y devolverle el alma al marketing digital.

 

  1. El clic como inicio de una relación: En los negocios tradicionales, la primera visita de un cliente a una tienda física era un momento crucial: el saludo, la atención, la disposición del espacio. En lo digital, ese momento se resume en un clic.

Si logramos transformar cada clic en una relación positiva y auténtica, estaremos construyendo algo mucho más valioso que conversiones inmediatas: estaremos construyendo confianza y lealtad.

 

El clic no es el fin; es el inicio de una conversación que puede durar años.

 

Conclusión:

“Detrás de cada clic hay una persona” es un recordatorio poderoso de que, aunque trabajemos con pantallas, algoritmos y métricas, al final lo que hacemos es profundamente humano.

No son usuarios, no son leads, no son conversiones: son personas con nombres, historias y emociones. Si aprendemos a verlos así, nuestras estrategias serán más relevantes, nuestros mensajes más empáticos y nuestros negocios más sostenibles.

 

En un mundo digital lleno de ruido, las marcas que logran recordar lo esencial –que cada clic es un acto humano– son las que trascienden.

 
 
 

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